Cuando me hables y tu voz suene a desconocida, cuando me
mires y no te reconozca, cuando tengas que recordarme las cosas que ya olvidé,
y también cuando te presentes ante mí cada nueva mañana y debas repetirme tu
nombre y el mío, y entonces sepas que la vida que viví contigo y fui
difuminando hasta volverla sueño ahora se ha convertido en el apagado destello
de la última estrella fugaz, aun en ese momento, cuando el tiempo se derrame
sobre nosotros, seguirás siendo tú y bastará con eso.