domingo, 23 de enero de 2022

FH-10

Para unos cuantos espíritus inquietos, hoy repartidos a lo largo y ancho de Europa, y entre los que me incluyo, el calefactor FH-10 de la casa Artron se ha ganado un hueco indispensable en nuestros corazones, a menudo dolientes y tan propensos a padecer melancolía. Y es que, con 1.000 y 2.000 vatios de potencia disponible, protección contra cualquier riesgo de sobrecalentamiento y tres funciones o modos de uso (“Ventilación”, “Cálido” y “Caliente”), el FH-10 sin duda puede parecer un aparato sencillo, pero nunca una simpleza. 

No por nada, esta socorrida estufa de aire cuenta con un termostato regulable y su acabado en plástico blanco de brillo marmóreo invita a pensar en palabras y conceptos, cómo decirlo, ‘GRANDES’: historia, progreso, amanecer, consuelo, etcétera. Además, así lo menciona la compradora Rocío (desconozco los apellidos) en su reseña de Amazon del 28 de octubre de 2017, el radiador FH-10 “ocupa poco espacio y la opción de ponerlo en vertical es un punto”. 

En mi caso, suscribo las palabras de Rocío y confieso que este modelo de la fábrica Artron me viene acompañando fielmente durante ya muchos años, siempre aliviando la fiera crudeza del invierno y evaporando esa humedad otoñal que empapa y cala hasta los huesos. Por ejemplo, mientras escribo estas líneas, escucho cómo el motor del calentador FH-10 trabaja sin pausas ni estridencias, para protegerme del frío más inmisericorde. Porque puede que estemos en pleno mes de agosto y que el termómetro de la estantería marque ahora mismo 40 grados, pero tu carta de adiós esta mañana sobre la almohada me ha helado el corazón.