El
humo de una locomotora me aleja de la ciudad en busca del sudeste. La luna baña
mi memoria mientras dejo el cuerpo caer sobre una montaña de envíos postales. Aún
la veo irse vías abajo. Las estrellas le iluminan su camino en la noche. Un
instante antes de cruzar el andén me mira con ojos cobrizos. Alza una mano y grita
algo que no escucho. El silbato del tren brama y las ruedas comienzan su lento y
eterno girar... Me incorporo pesaroso en el vagón de mercancías. De costado, me
siento junto al portón. Los campos refulgen tonos fosforescentes. La ciudad
queda atrás, luminosa e irreal. Percibo el temblor de un párpado en medio de la
maravillosa calma. Lástima que mi corazón no me acompañe en este viaje. Él se quedó
en la última estación, viendo partir a la chica de los ojos cobrizos.
*Microrrelato finalista del certamen 'Málaga Crea 2014'.
*Microrrelato finalista del certamen 'Málaga Crea 2014'.