Donde
no vivimos queda entre tu casa y la mía. A sólo un tabique de
distancia. Anoche vi que te acurrucabas contra la pared para escuchar
a nuestros vecinos. Luego me preguntaste por qué no somos igual de
felices. Disfrazado de gato, esta mañana he surcado la cornisa con
ojos de espía. Porque se nos parecen tanto. Demasiado. Allí donde
no vivimos eres rubia. Y yo no necesito gafas para saberlo. Y tenemos
dos niñas, María y Sara, y un niño, el pequeño Javier. Me gusta
cómo ríes donde no vivimos.
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