A
veces es un resfriado. Otras, un virus. O una gripe. Quizás una
indisposición. Incluso una reacción alérgica. O que de repente va
y sufre mareos. Males. Infecciones. Quejas. Se queja de qué sé yo.
Por cualquier dolor baja. Ante cada molestia. Pero a la auxiliar de
farmacia jamás le molesta. Siempre comprende. Y casi siempre le
sonríe. Con labios y ojos. Hoy lo ve llegar con el dedo corazón
agrietado. La piel late hecha un millón de trocitos. Ella le da una
crema que deberá aplicarse durante diecinueve días. También le
receta palabras analgésicas para la angustia. Él paga y ya sale.
Aunque enseguida vuelve a entrar. Cardíaco y blanquísimo.
Susurrando sobre el mostrador dice, y si te invito al cierre. Ella
con su dedo corazón tan terso señala el luminoso. Farmacia 24
horas.
miércoles, 6 de julio de 2016
Farmacia 24 horas
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