Siempre
en el turno de mañana, Jekyll. Y Hyde por las tardes. Los dos
vendedores nuevos casi parecen uno. Tan distintos (o complementarios)
que se igualan. Jekyll presume de compromiso. Nadie ordena mejor la
tienda. Saca carteles y promociones. Su frenteo de pasillo se ha
vuelto legendario entre la plantilla. Y los clientes le estrechan la
mano. Gracias, gracias, le sonríen, ha sido muy amable. Pero las
ventas son de Hyde. Que sabe despertar la necesidad en el comprador.
Y luego lo seduce hasta la caja. Allí se torna brutal, expeditivo.
Asesina por una extragarantía. Desde que entró, sus números dan
miedo. Ambos terminan contrato ahora. Sólo uno renovará para otros
tres meses. Recursos Humanos dudando: ¿Mitad Jekyll? ¿Mitad Hyde?
Todo precariedad.
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*Imagen: "THE TRANSFORMATION. GREAT GOD! CAN IT BE!!", cartel de la primera adaptación teatral del relato de Stevenson.