Pilar
pasea con su hijo en cochecito por las calles de Valencia. Una ciudad
que no conoce. Es 1989 y los tres acaban de mudarse desde Córdoba.
Pero de lunes a viernes Pilar ejerce de madre soltera. Y todo
(familia, amigas, pinceles) queda tan lejos que empieza a preguntarse
si está viviendo la vida de otra persona. Por eso, contra el olvido,
Pilar toca cada tarde en casa de los vecinos y espera junto al
teléfono una llamada que siempre llega: “¿Qué tal vuestro día?
Nosotros bien, os echamos de menos”, dice Pilar con su mejor voz.
Mientras tanto, el niño corretea arriba y abajo por el pasillo de
ese piso ajeno. Y luego de noche, pese al cansancio de toda la
jornada, ninguno de los dos puede dormir. Porque uno ha de velar el
sueño del otro. Madre e hijo. Pilar es mi madre. Dicen que hoy es su
día. Pero ella merece más. Cada fecha del calendario. Mamá,
gracias siempre.
----------------
Fotografía: Córdoba, primavera de 1988.