Que
quien más quieras y quieres te dé un beso enorme esta noche. Y que
mañana, después de haber soñado tu mejor sueño, te despierten con
otro bien grande, de todo corazón. Ojalá que esa ducha tras
levantarte sea larga, el pan crujiente y tu taza de café doble te
sepa a doble gloria. Que no encuentres atasco en tu camino al trabajo pero
sí aparcamiento, a la primera y junto a la puerta de entrada.
También muchos buenos días. Que a cada paso te reciban otra nueva
sonrisa y un te quiero. Para que así mañana todo sea tranquilo, feliz y
perfecto cuando te pongas tus guantes de hacer magia y entres a
quirófano.
A
los ángeles del hospital, ¡gracias!