Estos
días Madrid es un cubito de hielo sobre el que floto a la deriva. Unas veces, de Pacífico a Mar de Cristal. Otras, desde Buenos Aires hasta
Islas Filipinas. Las frías corrientes subterráneas me arrastran donde quieren: Laguna, Lago, Canal, Ríos Rosas. Muchas noches
desemboco muy cerca de Cuzco, donde en ascensor asciendo al séptimo
cielo. Allí, una sonrisa sin nubes incendia el recibidor en
penumbra. Y me derrite, siempre me derrito, igual que un cubito de
hielo en Sol.