miércoles, 21 de septiembre de 2016

MAESTRO SANÉ

Di adiós a la impotencia sexual, a los hechizos, al mal de ojo, recupera a tu amor perdido, atrae a quien te atrae, acaba con la maldición del vendedor… Volví a leer, muy despacio, tomando aire entre sílabas: “La-mal-di-ción-del-ven-de-dor”. Llamé enseguida: “Maestro Sané, llevo casi un año como eventual en Carrefour, vendo electrodomésticos”. Esa misma tarde me recibió en su buró. La ceremonia fue rápida, precisa, indolora. Sané hizo llover pétalos azules sobre mi cabeza. Luego, devoró un murciélago traído desde remotas tierras francesas. Finalmente, canturreó un salmo tan evanescente como el humo de su incensario. Salí de allí ya libre, pero no fue hasta un mes después, cuando mi último contrato terminó y por primera vez no me renovaron, que se produjo el milagro. Aunque ahora estoy oyendo muchas cosas del nuevo chico de Electrodomésticos. Mis antiguos compañeros me llaman y cuentan de este tal Sané que me sustituye. Yo les pregunto si es maestro. Todos coinciden: “No, no, otro eventual”.