domingo, 24 de mayo de 2020

centríFUGA

Mi nueva lavadora trae un programa que no recogen sus instrucciones de uso. Donde debiera terminar la botonadura, aparece el número veintidós y, justo encima, sonríe una carita. La selecciono como si hoy no fuera domingo noche. De inmediato, se abre la portezuela con aspecto de pupila sobrexcitada y una flecha amarilla, de intermitente brillo, apunta hacia el interior en penumbra. Introduzco ambos brazos. Mis manos palpan la lisura atrayente del tambor. Segundos después, estoy recostado en las fauces del electrodoméstico. La puerta cerrándose anticipa un lanzamiento a las estrellas. Escucho ruidos minuciosos, ajetreo acuático y me río loco; ¡mi flamante lavadora al fin se mueve! Muy despacio al principio, enseguida más y tan deprisa. No sé en qué momento el jabón anega mis ojos y nariz, o cuándo recibo el primer golpe contra la nuca. Este domingo noche, centrifugo de risa.