domingo, 24 de julio de 2016

Fantasmagoría

En tu casa habita un fantasma. No te asustes. En cada piso hay uno, o una. Porque mi fantasma es mujer. Llegó conmigo. Supongo que la traje yo. Abrí esta maleta y ahí estaba. Desde entonces se aparece y desaparece a su antojo. Tiene predilección por las madrugadas. Pero no me acostumbro a despertar y verla observándome, mira con ojos demasiado negros; ni a que compartamos almohada. Anoche quiso que le contara mi sueño. Aún medio dormido, la voz todavía muda, recordé que en él aparecías tú. Que de repente volvías a casa. Decías huir de otro fantasma. Yo te daba un abrazo, y también mi manta. Nos acurrucabas bajo ella. Para despacito, soñando, perder el miedo.