Pablo Moreno, autor de Caminante de palabras, escribe sobre Almáchar para el blog:
"La
luz intensa que desprendían las encaladas paredes del pueblo hizo
fijar la mirada en la panorámica más bella del pueblo. Era
mediodía. Se trataba de un momento excepcional para saborear los
productos de la tierra. En uno de los restaurantes cercanos a la
antigua iglesia pudimos degustar una de las mejores carnes. El sabor
conseguido gracias a la buena elaboración y a la adquisición de un
producto excepcional evocaron los mejores recuerdos. Instantes
después de disfrutar de la gran comilona, se imponía hacer un poco
de deporte. Almáchar es perfecto para ponerse en forma. Protegido
por gatos, en la villa hay empinadas cuestas y pendientes para todos
los gustos. Subirlas puede constituir un reto. Por eso, uno piensa
que podría ser posible la construcción de un funicular, un tranvía,
un ascensor panorámico de cristal o incluso montar un tren
turístico. Dos fueron los núcleos expositivos visitados, pero yo me
quedo con una fotografía del Museo de la Pasa en la que aparecía a
escondidas un amigo. La visita coincidió con la Feria del Ajoblanco,
un elixir mágico a base de almendras que cedí amablemente tras la
insistencia de un periodista salvaje. Por cierto, aquí me sirvieron
la Pepsi más barata de los últimos años. Eso sí, después de
aprender mi primera frase de coreano que apenas ya recuerdo. Mamoko
es un nombre propio que jamás se olvida."
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Fotografía y texto, por Pablo Moreno.