sábado, 28 de junio de 2014

'Rebobina': ¡Decimosexta entrega!


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Antepenúltimos fragmentos de ‘El vuelo del águila, autobiografía novelada de Juan Águila’. Manuscrito pendiente de publicación.

Sin éxito, rebuscaba como un poseso algún resto físico, por minúsculo que fuese, de Elston Gunn y su canción perdida mientras Jaime, sorpresiva figura surgida de entre las sombras del estudio de grabación, me hablaba encolerizado y sus ojos parecían estar a punto de escapársele de las cuencas, como si mi amigo pretendiese de una paliza incrustarme en el tablero de la mesa de mezclas. “¿Pensabas que iba a matar a Luz?”, me preguntaba una y otra vez con furia. “Es lo que me dijiste”, acabé por responderle. “Eres un maldito capullo, Juan, ¿me oyes?”, y claro que lo oía y, al igual que yo, medio vecindario debía de estar escuchándolo. “Es importante lo que hago aquí, baja la voz, por favor”, temía que aquel escándalo diese al traste con mi incursión nocturna en los estudios Caracol, ubicados en pleno corazón de Sevilla.

miércoles, 18 de junio de 2014

Dust bowl


Desde este lado del charco supo de Townes Van Zandt cuando Van Zandt ya no era Van Zandt y llevaba más de una década muerto. Aun así, el impacto resultó demoledor, cambió su vida de la noche a la mañana. Una madrugada, él mismo me lo contó, por casualidad oyó cantar al tejano y quedó sobrecogido. En sus letras esculpidas en piedra, decía, discernió algo que no podía explicarme con palabras. A partir de este hallazgo mi amigo se decidió a hacerse con su obra al completo. Visitó entonces cada una de las tiendas de discos de la provincia. Como casi todos sus álbumes se encontraban descatalogados, recurrió a locales de música antigua y de segunda mano.

lunes, 16 de junio de 2014

'Holy-Wood' ('Palosanto'/Bunbury)


‘Sí’, Bunbury, ese ‘aragonés errante’ que, a fuerza de ser ‘de todo el mundo’, pasea su sombrero ‘extranjero’ lleno de ‘canciones tristes’ por medio ‘Planeta-Sur’, ha vuelto a atraparnos en su mágico ‘anzuelo’. Con la publicación del extenso y doble ‘Holy-Wood’ (AKA ‘Palosanto’), el vocalista de Héroes del Silencio ha dado un paso más en su eterno ‘cambio y celebración’. Cada parada que Enrique realiza en ‘su viaje a ninguna parte’ retuerce más y más el ‘plano secuencia’ musical y caleidoscópico que traza la trayectoria de Bunbury.

sábado, 14 de junio de 2014

'Rebobina': ¡Decimoquinta entrega!


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Conversación telefónica mantenida con Lucía Zamora.
Agosto, 2013.

“¿Me dejas que te cuente una historia?”, dijo mientras nos sentábamos en las butacas de su terraza y la luna, frente a nosotros, rielaba sobre un negro mar en calma. “Querida, cuando la hayas oído quizá comprendas por qué te he hecho venir a Málaga y por qué necesito que me ayudes”. Y como el que calla otorga, Amadeo Garrido comenzó a narrar con esa voz de viejito afable tan suya: “Veo una niña de pantalones cortos y gorro amarilla jugando. Su pelo es largo y ondulado, y también moreno. De un lado a otro de la playa, la pequeña corre entre risas y gritos de júbilo. No ha de tener más de tres o cuatro años. Lupa y cazamariposas penden de sus diminutas y blanquecinas manos. Uno de sus ojos, el derecho, se hace enorme, ciclópeo, cuando mira desde detrás del cristal de aumento. Con él observa de todo: conchas y caracolas, piedras de distintas formas y tamaños, algún que otro insecto, y hasta pequeños crustáceos que habitan la húmeda orilla.

viernes, 13 de junio de 2014

Murciélagos


Murciélagos se descuelgan de los aleros bajo los que contrajimos matrimonio. Cruje la putrefacta madera de los bancos. Aquella mañana llegaste con flores en el pelo. Brillaba el sol y ojos de todos los colores se giraron a verte pasar. Nos cogimos de la mano. Dijiste que sí aunque ahora ya no importe. El tiempo ha ido borrando quienes éramos. Tus ideas, tus palabras y hasta tu voz me son desconocidas. Cuando nos veo atrapados en las sombras, fantasmas todavía vivos, no niego mi culpabilidad aunque, como canta Tom Waits, sólo eres inocente cuando duermes. 


martes, 10 de junio de 2014

Y...


El vaquero y su plateado revólver abatieron al indio y éste se desplomó dejando caer su hacha afilada y los espadachines cruzaron el filo de sus espadas e intercambiaron estocadas y de sus heridas brotó blanca sangre de papel y la blanca ballena también sangró cuando el aguijoneado arpón se incrustó en su lomo y su dolor se reflejó en las aguas como el reflejo de Alicia le llegó desde el espejo antes de caer por la madriguera del conejo hacia un mundo imposible al igual que, pese a lo imposible, el cohete aterrizó en la luna y antes el submarino había horadado los gigantescos confines de 20.000 leguas oceánicas y los gigantescos molinos se habían enfrentado al cruzado caballero y los más escabrosos crímenes habían sido resueltos por la mente más inteligente de su caballerosa época, una época posterior al descubrimiento de una isla que albergaba un tesoro, que era pirata y estaba compuesto de piezas y monedas de oro y se hallaba bajo tierra, desenterrado como aquel escarabajo, también dorado y casi olvidado, como todo lo anterior, que ocurrió entre los polvorientos y desordenados estantes de una vetusta librería.

viernes, 6 de junio de 2014

Fútbol


Fue él mismo quien me confesó que si no hubiese sido por las retransmisiones de los partidos jamás se habría animado a entrar en mi bar. Me lo dijo, parece que fue ayer, mientras daba los últimos sorbos a su taza de café; le gustaba beberlo con muy poca leche. Era escritor, aunque esto lo descubrí más tarde. Al principio, únicamente sabía que se trataba de una persona callada y desgarbada, de ojos claros como el agua y gesto fatigado, acentuado por su extremada delgadez. Venía al bar cada vez que había fútbol y se sentaba solo en una mesa alejada del televisor, pero desde la que pudiese ver bien la pantalla tras el cristal de sus grandes gafas. Ahí se pasaba en silencio las dos horas siguientes, mirando concentrado los lances del juego, con cara de melancolía, como si sobre sus hombros sostuviese el peso del mundo, y eso que no debía de contar más de treinta y tantos años, unos cuarenta menos que yo. Durante el partido, apenas cambiaba de postura salvo para dar un sorbo a su taza de café o a su cerveza, si el encuentro se disputaba de noche.